Este coloso resulta ser el protagonista, Håkan Söderström, conocido como el Halcón, y que nos remite inmediatamente al Juez Holden de “Meridiano de Sangre”. Ya en el primer capítulo, diferentes versiones sobre sus increíbles cualidades nos llegan desde diferentes voces: Que tiene un ejército escondido, que mató a un león con sus propias manos, que fue cacique de una tribu de indios.
Pero no tardaremos en conocer su historia a través de sus propias palabras; todo comenzó cuando el “Halcón” y su hermano mayor, Linus, fueron enviados a América por su padre, un campesino sueco que deseaba darles un futuro mejor. Parecía un buen plan: corría el año 1850 y los Estados Unidos eran la tierra de las oportunidades. Sin embargo, los hermanos terminan separados y en direcciones opuestas, Linus en Nueva York y Hakan, en San Francisco. Así, sin saber hablar ni una palabra de inglés y sin un centavo en los bolsillos, Hakan se embarca en el único curso de acción posible: cruzar América caminando en busca de su hermano.
Así se inicia una aventura apasionante que es, a la vez, una profunda reflexión sobre la soledad y la compañía, el extrañamiento del destierro y la nostalgia del hogar. Se trata nada más y nada menos que de un Bildungsroman en el mejor sentido decimonónico, pero que se fusiona con una feroz crítica al mito fundacional de la conquista del oeste norteamericano.